La mayoría ha escuchado la palabra “Ayuno” como una dieta de moda de los famosos. Algunos más como un concepto de trasfondo religioso para personas con una inquebrantable fuerza de voluntad. El común acuerdo es que hay restricciones alimentarias de por medio, pero a la hora de explicar los detalles, hay muchos tipos de ayunos diferentes:
- Restricciones calóricas
- Ayuno intermitente (limita la ingesta a ciertas horas del día)
- OMAD (una comida al día)
- Monodieta (por ejemplo: solo comer manzanas)
- Ayuno de agua (cero calorías)
- Ayuno seco (sin comida ni agua)
- Ayuno “rolling” (una serie de ayunos interrumpidos por una sola comida)
- Ayuno de pan y agua
- Ayuno de solo vegetales
- Ayuno de frutas
También se usa el ayuno como metáfora:
- Ayuno de televisión
- Ayuno de redes sociales
- Ayuno de música agresiva
- Ayuno de malos pensamientos
- etc
Típicamente se recurre al ayuno por tres temas principales:
- Pérdida de peso
- Salud
- Espiritualidad
Cada uno de los ayunos tiene diferentes beneficios, en distinta magnitud y áreas de beneficio.
Antes de aventurarte a probar cualquier tipo de ayuno, te recomiendo y no me cansaré de recordarte: CONSULTA A TU MÉDICO. Antes, durante y después de cualquier ayuno. Necesitas eliminar cualquier riesgo posible. Si tienes una práctica espiritual, debes considerar consultar con un psicólogo o terapeuta que pueda asistirte, ya que el adquirir un compromiso (por razones religiosas, por ejemplo) puede causar ansiedad, pánico, pensamientos fuera de tu mentalidad usual, y muchas otras “sorpresas”, sobre todo en los ayunos más privativos y por periodos extendidos.
Si tienes curiosidad por el tema, puedes empezar por informarte sobre el tipo de ayuno que te llame más la atención. Lee sobre una variedad de ayunos y después puedes probar el tipo de ayuno que te sea más fácil por un período corto. Luego puedes seguir con otro un poco más restrictivo y así explorar las diferentes opciones hasta encontrar el que te pueda traer más beneficios.
En mi experiencia personal, te comparto como referencia los que mejor me han funcionado:
- Pérdida de peso: Ayuno intermitente
- Salud: Ayuno de vegetales
- Espiritualidad: Ayuno de agua
Este último trae beneficios en las tres áreas y será el punto focal del blog que estás leyendo.
El ayuno de 40 días es posible, y es una experiencia transformativa que pocos se atreven a considerar. A mí me tomó años de preparación, a un costo personal considerable, pero lo logré y quiero contar la manera en que lo hice, para que otros puedan lograrlo.
No soy experto en dietas, ni médico ni coach, pero puedo explicarte cómo logré lo que yo mismo consideraba imposible: el mítico Ayuno de 40 días (sin alimentos de ningún tipo). La preparación toma años, pero si lo deseas con toda tu voluntad, podrás lograrlo.